Por Luis Gárate
22-12-09
22-12-09
Una rápida mirada del año que termina lleva la marca de la crisis capitalista, pasando por los avances y golpes en los procesos latinoamericanos, hasta la ofensiva neoliberal aprista en el Perú, nos llevan a valorar más la necesidad de nuevas articulaciones, la unidad y la renovación de las fuerzas revolucionarias en el mundo y en el país.
V Internacional y el movimiento comunista internacional
Ante la crisis del capitalismo en su versión especulativa, expresada en la caída de las bolsas y la bancarrota de miles de corporaciones, los estados capitalistas respondieron con el rescate de los bancos y el cuestionamiento de sus paradigmas neoliberales.
En este contexto, la convocatoria por parte del comandante Hugo Chávez, líder de la Revolución Bolivariana, a la conformación de una V Internacional que agrupe a las fuerzas socialistas y de izquierda del mundo, pone en la picota un tema de gran relevancia: el nivel de coordinación de las fuerzas revolucionarias que hace muchas décadas dejaron de tener un espacio de articulación mundial.
Si bien existen estados como Cuba, Vietnam y China popular que reivindican el socialismo, y se realizan diversos encuentros como el Foro de Sao Paulo y otros espacios eventuales, no se han replicado movimientos de la resonancia que alcanzaron las primeras internacionales de los trabajadores, la I Internacional Socialista ni la Internacional Comunista (la III).
Como señalan varios autores que hacen hincapié en la dimensión internacionalista del marxismo, como Carlos Tovar “Carlín”*, hoy más que nunca es indispensable una mayor articulación mundial de la lucha de los trabajadores y las fuerzas socialistas para darle otra orientación a la globalización que ha sido impulsada por los gigantescos avances tecnológicos de las fuerzas productivas del capitalismo.
La crisis capitalista reta a las fuerzas revolucionarias a adoptar medidas de reorganización en la acción ideológica y política. En este sentido la convocatoria de Chávez resulta muy oportuna, más allá de tener sus matices y de abarcar a fuerzas muy variadas que han pasado tanto por la experiencia armada como por virajes reformistas. Asimismo la crisis supone un reto al movimiento comunista internacional, que hoy se encuentra fragmentado por las divisiones del pasado, muchas de las cuales deberían revisarse a la luz de las experiencias del “socialismo real” y la hegemonía neoliberal.
La V internacional, o cualquiera que sea el nombre que adopte, debería ser un espacio de encuentro y articulación de las fuerzas socialistas, comunistas y de la izquierda revolucionaria que coincidan en principios esenciales como el relanzar la lucha mundial de los trabajadores para derrotar al neoliberalismo y empezar a revertir la correlación ideológica, política y social de fuerzas mundiales. Entre algunas cosas, debe evitarse caer en el seguidismo a los gobiernos y las fuerzas políticas convocantes, y evitar el anteponer los clichés y supuestos vanguardismos iluminados por lecturas correctas de la teoría.
El reto climático tras Copenhague
Otra gran reto que hemos visto este año y que tuvo su clímax en la reciente cumbre de Copenhague es cómo enfrentar la falta de voluntad de las grandes potencias capitalistas para adoptar medidas de reducción de gases de efecto invernadero y de políticas de mitigación frente al calentamiento global.
Queda entonces claro que ante las alarmantes cifras y los crecientes efectos adversos que traen los fenómenos climáticos a los pueblos, es necesario reforzar un bloque de países en desarrollo que, como hizo el ALBA en la cumbre, tenga posiciones más firmes y crezca así la respuesta mundial en este tema.
Perspectivas de los procesos latinoamericanos
Este ha sido un año de avances, pruebas y reveces para los procesos de cambio en la región. La contundente reelección de Evo Morales en Bolivia, la elección de Pepe Mujica en el Uruguay, la fortaleza del gobierno de Lula en Brasil, los avances en los procesos de integración como el ALBA, encabezado por Venezuela y Cuba, son las principales muestras de los avances del cambio.
Sin embargo hubo también errores como la represión de los movimientos populares ecuatorianos por el gobierno de Rafael Correa. También duros reveces como el golpe de estado oligárquico en Honduras que derrocó al progresista Manuel Zelaya, la instalación de bases militares norteamericanas en Colombia, y la posibilidad de que la derecha pinochetista gobierne en Chile, que conforman las principales amenazas para nuestra región. Todo esto nos muestra que el imperialismo no escatima esfuerzos en articular una contraofensiva para recuperar su hegemonía.
En el Perú, las perspectivas de la izquierda y los comunistas
Hemos asistido a la radicalización neoliberal de Alan García y el Apra, expresada en “la doctrina” del perro del hortelano, que supuso llegar a extremos como la sanguinaria represión del movimiento indígena en Bagua que se levantó contra la ofensiva lotizadora en la amazonía.
Mientras tanto los procesos unitarios en el Perú han tenido algunos traspiés. Si bien se avanzó en espacios como la Coordinadora Política Social, la Asamblea de los Pueblos y recientemente en Lima para todos, la unidad entre el Partido Nacionalista y las fuerzas de izquierda parece desdibujarse ante los vaivenes de Ollanta Humala y la aparición de nuevas candidaturas como la del padre Marco Arana y su movimiento Tierra y Libertad.
La cercanía de los comicios regionales y municipales, seguido de las elecciones generales, ha puesto en carrera a muchos caudillos y movimientos, y según revelan algunas cifras quienes más se perfilarían son las figuras del “centro” y la derecha, representadas por Luis Castañeda y Keiko Fujimori.
En este escenario los comunistas de Patria Roja han hecho importantes esfuerzos unitarios, mientras se preparan para la reinscripción del Movimiento Nueva Izquierda.
La reciente realización del II Congreso de la Juventud Comunista y la proximidad del VIII Congreso del PC del P- Patria Roja, son hitos muy importantes que deberían confluir hacia la unificación de la izquierda y los comunistas peruanos, la renovación de liderazgos y un trabajo de cara a los problemas más acuciantes del pueblo.
En especial el trabajo de la juventud debería apuntar a discutir la organización de los jóvenes profesionales, mejorar la formación política y, en algunos casos enfrentar trabas como la errada ideologización que no aplica creadoramente el marxismo-leninismo a los problemas reales. Temas como la precariedad del trabajo, el reto ambiental, el problema del narcotráfico y la drogadicción, la violencia juvenil, la mejora de la calidad de la educación escolar y superior, entre otros, deben tener un claro diagnóstico y propuestas programáticas bien sustentadas para enfrentarlos.
Considerando los elementos expuestos, queda claro el 2009 nos deja un contexto global de crisis donde se abren grandes oportunidades y amenazas, mientras en la región hay avances antiimperialistas que necesitan consolidarse, y en el país entramos a un periodo electoral en el que las fuerzas de izquierda y comunistas deberán tener una capacidad creativa y proyección histórica para no quedar nuevamente postergadas y poder asumir un papel gravitante en los cambios que requiere nuestra patria.
* Ver el “Manifiesto del siglo XXI: la gran fisura mundial y cómo revertirla”, Fondo Editorial, UNMSM, 2006.