Epítetos de Ollanta Humala generan escándalo mediático
Por Luis Gárate
Después de buscar distraernos con el libro del inefable señor Abimael Guzmán, los medios se han colgado ahora de unas infortunadas frases del líder nacionalista Ollanta Humala para hacer escarnio público de la política peruana.
Humala calificó de “cabrones” a Alan García y Alberto Fujimori por haberse fugado del país teniendo cuentas pendientes con la justicia. El comandante Humala quiso referirse así a la cobardía de García y Fujimori.
Más allá del episodio anecdótico, lo que disgusta a las clases dominantes es la posibilidad de que se conforme un bloque popular, por lo que buscan cualquier resquicio para sembrar la discordia. Cuentan para ese cometido con sus sabuesos mediáticos que andan en busca de cualquier desliz y algún “anticucho” de los opositores, sabiendo que hay algunos -vaya que los hay- que le siguen el juego a estas campañas.
No falta, y hay que decirlo, algunos representantes del nacionalismo que parecen tener inusuales cercanías con algunos medios y más bien contribuyen a las campañas mediáticas contra el movimiento popular. Recordemos las desvariadas reacciones del parlamentario Víctor Mayorga ante una ”emboscada” mediática que le hicieran los dirigentes de Patria Libre en una conferencia de prensa en el congreso.
Una reciente “denuncia periodística” señaló que el partido de Humala estaría en conversaciones con sectores de la izquierda como Patria Roja. Ante el informe, algunos parlamentarios nacionalistas han señalado que descartan de plano cualquier alianza con la “izquierda radical” en la que, siguiendo la lógica del Apra y la derecha, incluyen a la izquierda marxista como Patria Roja, que “en vez de sumar, les restaría votos”.
En este equivocado razonamiento se asocia “radicalidad” con violentismo y a un supuesto anacronismo ideológico. Para la izquierda y los comunistas, la radicalidad más bien se asocia a la idea de profundidad de los cambios.
Ante estas campañas, debemos afirmar la importancia de la unidad. No solo se trata de sumar siglas o de negociados para conseguir tales o cuales cupos para candidaturas, sino de afirmar las coincidencias políticas y programáticas y así poder ofrecer a los peruanos una alternativa conformada por las fuerzas que realmente quieren refundar la República frente el modelo neoliberal y el entreguismo.
Los que apostamos por la construcción de un referente político y social como alternativa de cambio, deseamos ver al nacionalismo como sólida estructura política aliada. Sin duda habrá tropiezos y tendencias, pero serán parte del proceso de maduración política para definir el rumbo de la principal organización opositora del actual régimen.
Mientras tanto debemos cuidar de no caer presas del juego mediático. No cabe duda que al nacionalismo le corresponde un papel gravitante dado la fortaleza de la figura de Ollanta Humala como candidato. Sin embargo eso no quita que el PNP deba fortalecer aun más su unidad interna, así como lo debemos hacer las otras estructuras políticas del campo popular, pues no faltarán personajes que pretendan petardear la cohesión y la unidad en nuestras filas.
Por Luis Gárate
Después de buscar distraernos con el libro del inefable señor Abimael Guzmán, los medios se han colgado ahora de unas infortunadas frases del líder nacionalista Ollanta Humala para hacer escarnio público de la política peruana.
Humala calificó de “cabrones” a Alan García y Alberto Fujimori por haberse fugado del país teniendo cuentas pendientes con la justicia. El comandante Humala quiso referirse así a la cobardía de García y Fujimori.
Más allá del episodio anecdótico, lo que disgusta a las clases dominantes es la posibilidad de que se conforme un bloque popular, por lo que buscan cualquier resquicio para sembrar la discordia. Cuentan para ese cometido con sus sabuesos mediáticos que andan en busca de cualquier desliz y algún “anticucho” de los opositores, sabiendo que hay algunos -vaya que los hay- que le siguen el juego a estas campañas.
No falta, y hay que decirlo, algunos representantes del nacionalismo que parecen tener inusuales cercanías con algunos medios y más bien contribuyen a las campañas mediáticas contra el movimiento popular. Recordemos las desvariadas reacciones del parlamentario Víctor Mayorga ante una ”emboscada” mediática que le hicieran los dirigentes de Patria Libre en una conferencia de prensa en el congreso.
Una reciente “denuncia periodística” señaló que el partido de Humala estaría en conversaciones con sectores de la izquierda como Patria Roja. Ante el informe, algunos parlamentarios nacionalistas han señalado que descartan de plano cualquier alianza con la “izquierda radical” en la que, siguiendo la lógica del Apra y la derecha, incluyen a la izquierda marxista como Patria Roja, que “en vez de sumar, les restaría votos”.
En este equivocado razonamiento se asocia “radicalidad” con violentismo y a un supuesto anacronismo ideológico. Para la izquierda y los comunistas, la radicalidad más bien se asocia a la idea de profundidad de los cambios.
Ante estas campañas, debemos afirmar la importancia de la unidad. No solo se trata de sumar siglas o de negociados para conseguir tales o cuales cupos para candidaturas, sino de afirmar las coincidencias políticas y programáticas y así poder ofrecer a los peruanos una alternativa conformada por las fuerzas que realmente quieren refundar la República frente el modelo neoliberal y el entreguismo.
Los que apostamos por la construcción de un referente político y social como alternativa de cambio, deseamos ver al nacionalismo como sólida estructura política aliada. Sin duda habrá tropiezos y tendencias, pero serán parte del proceso de maduración política para definir el rumbo de la principal organización opositora del actual régimen.
Mientras tanto debemos cuidar de no caer presas del juego mediático. No cabe duda que al nacionalismo le corresponde un papel gravitante dado la fortaleza de la figura de Ollanta Humala como candidato. Sin embargo eso no quita que el PNP deba fortalecer aun más su unidad interna, así como lo debemos hacer las otras estructuras políticas del campo popular, pues no faltarán personajes que pretendan petardear la cohesión y la unidad en nuestras filas.
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