domingo, 29 de noviembre de 2009

Retos para los jóvenes comunistas


Reflexiones tras una visita a Huancayo y Pucallpa

Por Luis Gárate
29-11-09

La situación de postergación y falta de oportunidades para la juventud peruana y la propuesta programática para afrontarla se enriquece con los aportes de los jóvenes militantes comunistas desde sus diferentes realidades regionales.

Tras unas recientes visitas a Huancayo y Pucallpa, pudimos constatar algunos factores qué afectan a los pueblos de la sierra y la selva, y en especial a los jóvenes. Esto nos lleva a pensar en el diseño de estrategias mas claras para el trabajo con la juventud indígena y urbana profesional de los andes, así como con los jóvenes profesionales urbanos y de comunidades nativas de nuestra amazonía.

Por ejemplo el protagonismo adquirido en los últimos meses por el movimiento indígena amazónico y las luchas regionales por el medio ambiente no son hechos casuales, sino responden a factores estructurales e históricos de una situación de exclusión de amplios sectores de peruanos y al ingreso avasallador del gran capital extractivo.

Hemos señalado en otros artículos que la izquierda no tuvo un papel dirigente en las recientes luchas indígenas. Es importante recordar que esa distancia se debe a que, en el pasado y por una lectura poco creadora del marxismo, se considero a los sectores indígenas y nativos como parte de una estructura económica de transición, dejando los elementos culturales en un segundo o tercer plano.

Es por ello que se debe poner en la discusión de la izquierda y el socialismo la perspectiva de la construcción de un proyecto nacional que incorpore a los grupos indígenas y nativos. La discusión pasa por analizar los enfoques multicultural e interculturales.

El reconocido antropólogo Carlos Iván Degregori señala la importancia de distinguir los enfoques para implementar políticas que realmente sean inclusivas. No se trata solo de un reconocimiento de las diferencias como hace el multiculturalismo, sino de procesos incluyentes donde nos reconozcamos como iguales y promovamos una mayor interacción y aprendizajes comunes, planteados por la interculturalidad.

En este sentido plantear estrategias especificas para el trabajo político con los sectores indígenas y nativos, implica discutir la concepción de la interculturalidad y considerando que en nuestro país no han existido movimientos nacionales que afirmen lo étnico, sino mas bien identidades mas mixtas que se expresan en lo regional y local

Por esto es importante señalar que la construcción de nuestro proyecto socialista no está acabado, sino es un permanente proceso de construcción y enriquecimiento partiendo de la realidad, al entender mariateguista de la creación heroica.

¿Puede el socialismo enriquecerse con los aportes de las tradiciones y cosmovisión del mundo nativo amazónico e indígena andino? Es todo un reto, pues si caemos en una lectura estrecha del materialismo dialéctico podríamos chocar con la comprensión indígena que se relaciona con el entorno a partir de mitos y creencias y de una relación muy cercana con los elementos de la naturaleza.

Por otro lado nuestra visita también nos permitió ver que resulta indispensable crear otros instrumentos para afrontar el reto de la formación de la militancia juvenil profesional, más allá de la dinámica gremial universitaria, en la perspectiva de la conducción política y la gestión pública para el cambio.

La mayoría de militantes jóvenes que salen a la vida profesional y en las adversas condiciones del trabajo, se preguntan como continuar su militancia en sus respectivos ámbitos de acción. De ahí se desprende la tarea de discutir desde las bases y cada realidad regional, propuestas para proyectos productivos y educativos en los que se puedan incorporar a los jóvenes que estudian o trabajan y que desconfían de la política, que hoy se incorporan a otras dinámicas como la cultura, la religiosidad o caen en las drogas y los vicios. Asimismo se discutió la creación de redes de profesionales, que interactúen y discutan propuestas de gobierno a partir de sus experiencias e investigaciones.

Después de largas discusiones nos quedó claro que solo de esta manera, aprovechando y desarrollando las capacidades de los jóvenes profesionales comunistas, fortaleciendo la formación ideológica y programática, podremos asumir el gran rato de renovar la política y de prepararnos seriamente para ser gobierno, y así poder convertirnos en la alternativa de cambio radical y refundación de nuestra patria.

martes, 10 de noviembre de 2009

Tras la sombra del muro, la vigencia de un proyecto

20 años del derrumbe del muro de Berlín
Por Luis Gárate
(10-11-09)

Como cada año, desde aquel 9 de noviembre de 1989, las derechas del mundo vuelven a celebrar el derrumbe del muro de Berlín como la supuesta desaparición total del proyecto socialista.

En este año, al recordarse 20 años del hecho, el gobierno alemán encabezado por Ángela Merkel del partido conservador CDU no tuvo mejor idea que homenajear a los artífices de la reunificación alemana empezando por el ex canciller alemán Helmut Kohl, el ex presidente estadounidense George Bush (padre) y el ex líder soviético Mijail Gorbachov. Luego vendrían más festejos por todo lo alto con mandatarios de varios países europeos, en especial con los gobiernos derechistas.

Para al capitalismo está claro la valoración del derrumbe de muro: el colapso esperado del odiado proyecto comunista (junto con la implosión de la Unión Soviética de 1991) que amenazaba la supervivencia misma de las jugosas ganancias que proporciona el modo de producción capitalista. En resumen, parecía ser la demostración de la inviabilidad del socialismo marxista.

Sin embargo para la izquierda, en especial al comunista, si representó más que un parte aguas. Fue un hecho que desencantó a miles de personas que habían visto en la URSS y el bloque del este la principal referencia de la perspectiva socialista. Para otros sectores de la izquierda era la confirmación de las críticas que sostenían desde la misma revolución de octubre, con la deformación burocrática del socialismo.

No pretendemos en estas líneas dar la “verdad histórica” de este proceso, pero si acercarnos a las repercusiones y perspectivas que estos hechos tienen para la izquierda de hoy.

La caída del muro, y el fin del modelo soviético
Si bien la caída del muro fue sorpresiva, fue la expresión inevitable de una situación dolorosa para el pueblo alemán, la división de la ciudad de Berlín y la existencia de dos Alemanias divididas por la confrontación este- oeste de la guerra fría.

La Unión Soviética se encontraba en pleno declive a pesar de las reformas de apertura de Gorbachov, y los países de su órbita quisieron entrar también en la dinámica de cambios. La Alemania oriental (República Democrática Alemana) que se veía como el país más avanzado del bloque socialista, mostraba sin embargo serios problemas pues su aparato industrial estaba colapsando y el autoritarismo era insostenible.

No cabe duda, a estas alturas, el papel de primera línea que jugó el gobierno americano, en particular la CIA y la Alemania Fderal en el proceso para acelerar el colapso del gobierno socialista y que terminó con la anexión de la RDA.

Pero algo más profundo estaba en juego. El fin de un modelo de socialismo que al final no pudo competir con el capitalismo occidental y tampoco resolver una serie de contradicciones internas: mantener un sistema donde se priorizaban los derechos sociales como la salud, educación y el sistema previsional, con un aparato estatal autoritario que cercenaba las libertades políticas.

Los vertiginosos cambios que se sucedieron a fines de la década de los ochenta y de los noventa remecieron a todo el mundo, y en especial el mundo comunista. Fue la desaparición de todo un bloque de estados, la URSS como la principal potencia socialista y las repúblicas populares de la Europa oriental. Junto al derrumbe del muro, los gobiernos del Pacto de Varsovia (Checoslovaquia, Rumania, Polonia, Hungría, Bulgaria) hasta la disidente Yugoslavia de Tito) colapsarían sucesivamente.

También China Popular tuvo ecos de los cambios y hubo tendencias al interior del PCCH que llevaron a líderes como Hu Yaobang o Zhao Ziyang a plantearse reformas democratizadoras, mientras se imponía la línea más conservadora con Den Xiaoping y Li Peng, y que terminaron en los terribles hechos de la Plaza Tianananmen de 1989.

Lecciones y aprendizajes
La caída del muro y la desaparición de la URSS no fueron el “fin de la historia” y la consolidación del capitalismo como único horizonte de la humanidad. Fue claramente al quiebre de una experiencia de construcción del socialismo que no pudo avanzar por la planificación estatal centralizada de la economía, por el burocratismo del aparato estatal y el autoritarismo que se expresaba en un partido-estado que pretendía controlar todas las esferas de la vida pública.

El socialismo y su perspectiva entonces se plantean. Cuestionar al autoritarismo no acarrea necesariamente una salida socialdemócrata o reformista. La experiencia del Chile de Allende y las experiencias actuales de la izquierda latinoamericana, tratan de retomar el camino de construir procesos de cambios con la inspiración socialista de liberación del hombre desde la democracia representativa hacia una democracia participativa, preservando el pluralismo político, el equilibrio de poderes y la autonomía de la sociedad civil.

El socialismo en las experiencias del siglo XX, recordemos, surgió en complejas condiciones, enfrentándose a regímenes corruptos y tiránicos que debieron ser derribados a través de la violencia. Debió imponerse, en ciertas ocasiones, la violencia revolucionaria. Sin embargo luego se derivó en excesos represivos y hasta crímenes execrables en nombre de la “depuración” de los “agentes imperialistas” y de los “contrarrevolucionarios”.

En estos 20 años tras el derrumbe del muro, y ante la crisis del paradigma neoliberal y del “todo poderoso” libre mercado, debemos valorar los aportes de las experiencias socialistas, haciendo un balance de sus errores y trabas, revindicando la plena vigencia de la crítica a la naturaleza explotadora del capitalismo y rescatando los valores democráticos y humanistas del socialismo: la libertad, la igualdad, la solidaridad y el autogobierno.

martes, 3 de noviembre de 2009

Los vericuetos de la unidad


Ola de acusaciones, macartismo y los esfuerzos unitarios de la izquierda
Por Luis Gárate
03-11-09

Mientras en las filas de izquierda se habla de la necesidad impostergable de la unidad, arrecia la campaña de las clases dominantes por desprestigiar cualquier atisbo o anuncio de propuestas electorales progresistas.

Este es el caso de las recientes denuncias que vinculan a la congresista Elsa Malpartida a un supuesto pasado senderista, las presiones por ventilar el origen de las cuentas de la esposa del candidato Ollanta Humala, y la “coincidente” aparición de banderas y pintas “senderistas” en algunos puntos de la capital.

Por otro lado, en las filas de la izquierda no faltan algunos sectores que con su actuar no hacen mas que contribuir a debilitar la estructuras políticas del cambio. Algunos personajes que aspiran a la presidencia persisten en cuestionar la candidatura nacionalista y a las fuerzas de izquierda que están trabajando por ser una alternativa de cara a los comicios del 2010 y 2011.

Este es el caso del padre Marco Arana y su movimiento Tierra y Libertad, que busca posicionar su candidatura partir de diferenciarse como lo “nuevo” y “democrático” frente a los rasgos autoritarios que tendrían la figura de Humala y los partidos tradicionales de la izquierda. Mientras, personajes como el congresista Isaac Meckler, renunciante de las filas nacionalistas, persisten en sus declaraciones anticomunistas.

Sin embargo, sí se pone en el tapete la necesidad del revisar la conformación del sujeto político para el proceso electoral y para la perspectiva de mediano plazo. Si bien podríamos caracterizar la emergencia del proyecto de Arana como una expresión de los sectores de la izquierda más reformista o de centro izquierda, también es un síntoma de algunas limitaciones de los proyectos dependientes del tradicional caudillismo.

Entonces, nos preguntamos el cómo se va a construir la unidad de las fuerzas populares en estas condiciones.

El nacionalismo, en las últimas semanas, ha marcado distancia de la izquierda ante las declaraciones de sus principales voceros de que no habría posibilidad de un frente político. Sostienen estas voces, que la unidad con la izquierda sería un desgaste más que una sumatoria para el PNP.

Por su parte los críticos del comunismo, desde el ámbito intelectual y como “analistas” señalan que sería una propuesta “desfasada” por su ortodoxia ideológica y sus formas de organización centralizada.

Cierto es que el comunismo peruano debe debatir su perspectiva y su renovación, en tanto posee un aparato estructurado y nacional, pero que en su discurso y trabajo no le ha permitido acercarse con más amplitud a las dinámicas sociales de la realidad actual, como el protagonismo de las luchas indígenas y ambientales o a las nuevas formas de explotación capitalista y sus aparatos ideológicos.

Cabe señalar que muchos de estos “renovadores”, desde la comodidad que tienen al deslizarse de un proyecto a otro, dependiendo del caudillo y del ánimo electoral del momento, resultan también parte de la volatilidad política actual que critican. Esperemos que no terminen varados en las filas del oportunismo.

Como parte de de la renovación del comunismo peruano y de cara a construir la unidad con otras fuerzas de izquierda y patrióticas, está claro que la izquierda comunista aspira a la construcción de un nuevo estado, pasando por la democracia participativa y un diseño estatal plurinacional, un rol mas activo del estado en la economía y la protección del medio ambiente.

Ante esta ola de ataques de las clases dominantes, que buscan que los sectores progresistas vayan divididos, hay que responder con unidad y claridad de posiciones. Es el momento de afirmar que lo principal es la confrontación entre el modelo neoliberal y una propuesta democrática que recupere el estado para los peruanos y el control de nuestros recursos naturales. También se debe responder con firmeza a los críticos desde la izquierda, que buscan ganar protagonismo mediático a costa de otros.

La unidad en perspectiva es indispensable, pero no es la única garantía para la victoria. Sin claridad de objetivos estratégicos, renovación de liderazgos, de propuestas programáticas y de formas de organizarse y hacer política, sin renovar estilos, simbologías y mensajes, la unidad podría ser un pacto electoral más, sin contenidos reales de cambio ni perspectiva revolucionaria.