Por Luis Gárate
17-12-09
17-12-09
El paso de cinco tanques chinos en la postergada parada militar del 8 de diciembre en el Campo de Marte, ha causado un gran revuelo mediático y puesto en evidencia la incoherencia del discurso de Alan García en relación a su campaña contra la “carrera armamentista” en la región.
No obstante, la adquisición de nuevos tanques se presenta por algunos como una necesidad en tanto los blindados T-55 de fabricación soviética del Ejército Peruano ya estarían casi obsoletos y resulta indispensable su renovación.
Los cuestionamientos mediáticos han señalado que, si bien las 5 unidades de tanques MBT 2000 de fabricación china desfilaron ostentosamente en al parada militar, habrían sido una muestra, pues la compra no se había consumado para entonces. Según las denuncias, todavía no se decidía por los tanques pues chinos pues no cumplían con todos los requerimiento del Ejército para poder equiparar a los tanques alemanes Leopard del ejército chileno.
Alan García ha señalado que la decisión de la compra fue política y manejada a nivel de Estados y con intervención directa del presidente chino Hu Jintao para lograr una buena tarifa y cómodas cuotas de pago de los 500 millones de dólares que demandaría la compra de los tanques.
En los últimos días han surgido nuevos cuestionamientos, como las dudosas credenciales de la empresa fabricante de los tanques, así como la carencia de presupuestos para el mantenimiento de las unidades en los próximos años.
Así, una rápida revisión de las dudas que se ciernen sobre la empresa Norinco (China North Industries Corporation) es que es un importante fabricante de industria pesada, de transporte y de equipos militares, y ha tenido serias denuncias de haber estado implicada en el tráfico de armas. Asimismo las denuncias se vinculan a nuestro país, y señalan a Norinco como una de las principales “aportantes” a las millonarias coimas que obtuvo el ex ministro fujimorista Víctor Joy Way, por la compra de materiales de laboratorio, municiones, entre otros.
Pero se trata de algo más. No solo resulta cuestionable el proceder el gobierno que solo unas semanas atrás estaba lanzando a los cuatro vientos su campaña pacifista para la reducción del gasto en defensa.
La compra se amarra a otra reciente “campaña” que giró en torno al espía a favor de Chile, el suboficial FAP Víctor Ariza. Mientras el presidente ahora sale como el abanderado de la “unidad nacional” y la “defensa patriótica” al denunciar espías y equiparnos de armas, el país sigue en remate, al gran capital hace de las suyas y asesina comuneros que defienden la tierra, pretenden limpiar a los responsables políticos de los sucesos de Bagua, indultan a miembros de la mafia fujimontecinista como el general Chacón y el broadcaster Crousillat, y los escuadrones policiales de la muerte pululan impunes.
No cabe la menor duda que es necesario contar con unas fuerzas armadas modernas y bien equipadas con potencia disuasiva y capaz de defender nuestra soberanía territorial. Pero la política de defensa nacional debe ser coherente con el Proyecto Nacional de Desarrollo, articulada a la defensa de los recursos naturales y los sectores estratégicos de la economía que el Estado debe preservar, como son el control los puertos y aeropuertos, y de las fuentes energéticas como el gas y el petróleo.
Estos recientes titulares sobre los tanques chinos resultan un elemento más del historial de la política aprista, de vuelcos patrioteros cuando las papas queman, cuando ostensiblemente siguen poniendo en la vitrina del remate al país y persisten en la senda extractivista y primario exportadora.
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