martes, 2 de septiembre de 2008

Retos para la izquierda

La concepción del poder rumbo a la Asamblea Nacional de los Pueblos
El reto de una gestión política popular

Por Luis Gárate*

Frente al creciente descrédito de los políticos en el país y la falta de eficiencia de las entidades del estado para brindar los servicios esenciales a la ciudadanía, surge la necesidad de plantear desde la izquierda nuestra propuesta alternativa de gobierno y poder.

En el escenario actual vemos a la izquierda peruana en la marginalidad, que se refleja en su ausencia o poca presencia de los principales espacios de decisión política del país, pasando por el Congreso de la República y los gobiernos regionales y locales.

Sin embargo el descontento social generado por el alza del costo de vida y creciente autoritarismo del gobierno de Alan Gracia están propiciando condiciones para un reencuentro de los partidos y movimientos de izquierda con las organizaciones sociales. En esa línea se ha convocado a la conformación de la Asamblea Nacional de los Pueblos para el 4 de noviembre.


En este contexto es necesario reflexionar sobre la capacidad de las fuerzas de izquierda, en especial de los comunistas, para convertirse en una alternativa viable de poder, que renueve desde sus bases la forma de hacer política.

No debemos olvidar que uno de los principales problemas que presenta los diferentes estamentos del Estado peruano es la poca capacidad de los funcionarios para la gestión y elaboración de proyectos de desarrollo, la duplicidad de competencias, la ineficiencia burocrática, la falta de transparencia y la corrupción, entre otros.

El reto para organizaciones como el Partido Comunista del Perú es realizar un balance serio de la gestión de la izquierda en el estado, cuando en la década de los 80 la Izquierda Unida estuvo a cargo de las principales municipalidades de los llamados conos de Lima e importantes gobiernos provinciales y distritales en el interior del país.

Recordemos que la izquierda levantó la consigna de construir el Poder Popular, que llevo a interesentes experiencias de autogestión y participación como Huaycán, Villa el Salvador, Ilo (en Moquegua), entre otras. Sin embargo esas experiencias de gestión se perdieron en el tiempo. Cabe preguntarnos en qué fallaron las direcciones políticas, las gestiones ediles y las dirigencias de base para que la población no se apropiara de esos procesos y que al final se desvanecieron.


El Poder Popular se entiende como la base de un nuevo Estado, a partir de la construcción de espacios de coordinación y centralización de las organizaciones populares, así como la gestión pública sustentada en la participación ciudadana, es decir la población organizada con capacidad de decisión y fiscalización.

Pero el Poder Popular como germen de un nuevo Estado puede derivar en un una formalidad asambleista si carece de un adecuado diseño y de la educación ciudadana. Actualmente en la legislación peruana existen normas que generan espacios como los presupuestos participativos en los gobiernos regionales y municipales que podrían ser una palanca para la democracia participativa. Sin embargo las gestiones de gobierno a cargo de la derecha, el aprismo y los improvisados no tienen el menor interés en promover dicha participación, pues implica el control ciudadano de su gestión y cuestionan la posibilidad de seguir usufructuando del poder.

Por ello es indispensable que se generen los espacios permanentes de capacitación de los cuadros políticos y de los dirigentes de base para que el Poder Popular no sea solo una quimera o una experiencia pasajera, sino realmente la base del nuevo Estado democrático con orientación al socialismo.

(28-08-08)

*Periodista y militante de la Juventud Comunista del Perú- Patria Roja

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