viernes, 25 de septiembre de 2009

Insultos, medios y ¿la unidad?


Epítetos de Ollanta Humala generan escándalo mediático
Por Luis Gárate

Después de buscar distraernos con el libro del inefable señor Abimael Guzmán, los medios se han colgado ahora de unas infortunadas frases del líder nacionalista Ollanta Humala para hacer escarnio público de la política peruana.

Humala calificó de “cabrones” a Alan García y Alberto Fujimori por haberse fugado del país teniendo cuentas pendientes con la justicia. El comandante Humala quiso referirse así a la cobardía de García y Fujimori.

Más allá del episodio anecdótico, lo que disgusta a las clases dominantes es la posibilidad de que se conforme un bloque popular, por lo que buscan cualquier resquicio para sembrar la discordia. Cuentan para ese cometido con sus sabuesos mediáticos que andan en busca de cualquier desliz y algún “anticucho” de los opositores, sabiendo que hay algunos -vaya que los hay- que le siguen el juego a estas campañas.

No falta, y hay que decirlo, algunos representantes del nacionalismo que parecen tener inusuales cercanías con algunos medios y más bien contribuyen a las campañas mediáticas contra el movimiento popular. Recordemos las desvariadas reacciones del parlamentario Víctor Mayorga ante una ”emboscada” mediática que le hicieran los dirigentes de Patria Libre en una conferencia de prensa en el congreso.

Una reciente “denuncia periodística” señaló que el partido de Humala estaría en conversaciones con sectores de la izquierda como Patria Roja. Ante el informe, algunos parlamentarios nacionalistas han señalado que descartan de plano cualquier alianza con la “izquierda radical” en la que, siguiendo la lógica del Apra y la derecha, incluyen a la izquierda marxista como Patria Roja, que “en vez de sumar, les restaría votos”.

En este equivocado razonamiento se asocia “radicalidad” con violentismo y a un supuesto anacronismo ideológico. Para la izquierda y los comunistas, la radicalidad más bien se asocia a la idea de profundidad de los cambios.

Ante estas campañas, debemos afirmar la importancia de la unidad. No solo se trata de sumar siglas o de negociados para conseguir tales o cuales cupos para candidaturas, sino de afirmar las coincidencias políticas y programáticas y así poder ofrecer a los peruanos una alternativa conformada por las fuerzas que realmente quieren refundar la República frente el modelo neoliberal y el entreguismo.

Los que apostamos por la construcción de un referente político y social como alternativa de cambio, deseamos ver al nacionalismo como sólida estructura política aliada. Sin duda habrá tropiezos y tendencias, pero serán parte del proceso de maduración política para definir el rumbo de la principal organización opositora del actual régimen.

Mientras tanto debemos cuidar de no caer presas del juego mediático. No cabe duda que al nacionalismo le corresponde un papel gravitante dado la fortaleza de la figura de Ollanta Humala como candidato. Sin embargo eso no quita que el PNP deba fortalecer aun más su unidad interna, así como lo debemos hacer las otras estructuras políticas del campo popular, pues no faltarán personajes que pretendan petardear la cohesión y la unidad en nuestras filas.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

El “otro” sendero


Publicación de libro de Abimael Guzmán sirve de cortina de humo
aprista
Por Luis Gárate
15-09-09

Una nueva campaña mediática nos inunda. Ahora resulta que la compilación de textos y alegatos judiciales de Abimael Guzmán ha sido convertida en una especie de best seller del año, por el solo hecho de ser la publicación del jefe del “terrorífico” grupo Sendero Luminoso.

Se trata de mucho más que eso. La publicación surge en momentos que la candidata Keiko Fujimori baja en las encuestas, en plena ofensiva por vincular a la oposición nacionalista con el narcotráfico, mientras en el Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE) vemos el estrepitoso fracaso de la estrategia gubernamental para detener el avance de las narcomafias y los rezagos subversivos.

Resulta que también en Aucayacu, en Huánuco, y en Ayacucho habrían aparecido pintas y proclamas a favor de la liberación del “presidente Gonzalo”. Una excelente ocasión para que el ministro de justicia Aurelio Pastor y sus compañeros apristas vuelvan a relucir su virulencia y conviertan el tema en cuestión de Estado para dirigir la atención mediática al mentado texto.

Más allá de las características del texto y su limitado tiraje, nos llama la atención la utilización del recuerdo de Sendero como un “cuco” que, casi siempre, trae buenos réditos políticos para los salvadores y pacificadores.

En este escenario resulta indispensable hacer hincapié en el deslinde con el senderismo. Debemos reiterar la naturaleza de Sendero, una organización que nació en el marco del intenso debate en el seno del comunismo internacional y peruano de los 60, y que derivó en una versión dogmática y mesiánica del maoísmo más recalcitrante de la Revolución Cultural china.

Su radicalismo, espíritu sectario y el haber iniciado acciones armadas en 1980 caló en algunos núcleos magisteriales y estudiantiles que se organizaron en su estructura clandestina y altamente militarizada. Así Sendero trató de crear las bases de su nuevo estado en las llamadas “zonas liberadas”, donde aniquilaban a las autoridades elegidas o a los líderes comunales para reemplazarlos por sus comisarios,

Tras su captura en 1992, el casi inexpugnable “presidente Gonzalo”, aquel de la llamada entrevista del siglo y del pensamiento guía, apareció evidenciado en unos videos. Ya había dejado atrás los puños y las arengas desafiantes, por una adocenada “declaración de paz” y de “solución política”, así como departiendo amigablemente con el asesor Vladimiro Montesinos.


La estrategia de “guerra popular” de Gonzalo, una esquemática aplicación del maoísmo a la realidad peruana, derivó en una espiral de violencia donde los campesinos andinos terminaron entre dos fuegos, entre la intimidación senderista y la indiscriminada represalia de las fuerzas armadas y policiales. Los resultados son conocidos, cerca de 70 mil muertos y desaparecidos según la Comisión de la verdad.

¿Qué ha pasado con Sendero? Algunos hablan de un cisma entre sectores “acuerdistas” y los de “proseguir”. Los principales voceros senderistas hablan hoy de la “reconciliación nacional” y “amnistía general”, que implicarían perdón a todos, a los elementos de las fuerzas armadas que violaron los derechos humanos, y por supuesto a los “guerrilleros” que por su parte cometieron crímenes. Como diría Alan García, los inevitables “costos de guerra”.

Los abogados de Guzmán hablan de una nueva fase de su partido. Incluso de la posibilidad de participar en las elecciones. Mientras tanto sus militantes dividen gremios como el sindicato magisterial, y desde sus “organizaciones de familiares” tratan de replantear “la versión oficial” de la guerra interna y de limpiar la imagen su líder.

Nada más oportuno para los sectores más reaccionarios del aprismo, el fujimorismo y la derecha. Un marco ideal para agudizar la preocupante escalada represiva contra el movimiento popular y los comunistas.

Senderistas y represores parecen unidos por el olvido y la impunidad. ¿Simple coincidencia? Se dice que en política no las hay. En todo caso resulta evidente que esta publicitada reaparición de un “remozado” sendero, y el bombardeo informativo servirá, como en el pasado, para descalificar a la protesta social, la izquierda, y en especial a los comunistas peruanos.

jueves, 3 de septiembre de 2009

La peligrosa derecha en Chile


Sebastián Piñera repunta frente a los candidatos progresistas

Por Luis Gárate
03-09-09

Las elecciones generales en Chile representan mucho más que un hecho político de nuestro inquieto vecino del sur. Sus resultados tendrán inevitables consecuencias en nuestras relaciones bilaterales y en la correlación de fuerzas políticas que se están configurando en América del sur.

Los comicios se realizarán el 11 de diciembre, y el clima electoral ya tomó plena viada. Como puntero se encuentra el millonario empresario Sebastián Piñera, accionista de Lan, el canal Chilevisión y del equipo Colo Colo, representante de una de las derechas más rancias y agresivas del continente y que gobernó con mano de hierro junto al dictador Augusto Pinochet.

Le sigue el candidato del bloque de partidos centroizquierdistas de la Concertación (DC, PS, Radicales, PPD) es el bien conocido senador y ex presidente Eduardo Frei, de las filas Demócrata Cristianas. Ha retomado un discurso social, en el que plantea continuar las populares políticas de la presidenta Michelle Bachelet, con mayor acento en el rol del estado. Ha tenido, incluso, algunos gestos de acercamiento a sectores como el PC chileno.

El tercer candidato que le pisa los talones a los favoritos es el llamado “díscolo”, Marco Enríquez Ominami, hijo del aguerrido fundador del MIR chileno, Miguel Enríquez. Después de una militancia disidente en el Partido Socialista, decidió lanzar su candidatura fuera de la Concertación, lo que generó que varias figuras del bloque centroizquierdista se pongan en la disyuntiva. Enríquez ha explotado sus conocimientos en producción de televisión, su juventud y un discurso pragmático con tintes izquierdistas para captar el voto descontento con el bipartidismo y juvenil del electorado.

Por la izquierda se encuentran dos candidaturas interesantes, pero pequeñas. En un flanco está Jorge Arrate, viejo militante socialista, colaborador de Allende y luego, en los 90, uno de los refundadores en su versión reformista del socialismo chileno. Arrate encabeza lo que queda del pacto Juntos Podemos, promovido por el Partido Comunista y la Izquierda Cristiana. Los humanistas de Tomás Hirsch se retiraron del pacto para apoyar a Marcos Enríquez, rechazando las tratativas del PC con la concertación para lograr cupos parlamentarios.

Alejandro Navarro, combativo senador y ex militante del PS, que siempre mantuvo posiciones críticas y cercanas a la izquierda extra parlamentaria, ahora encabeza la candidatura presidencial por el Movimiento Amplio Social- MAS.

Todo un escenario complejo donde a diferencia de las elecciones anteriores con una definición más clara entre la coalición gobernante y la derecha, ahora tiene una tercera fuerza contendiente con la candidatura independiente de Enríquez Ominami.

No cabe duda que la Concertación chilena, que en su momento representó un amplio sector progresista de chilenos que luchó por reconstruir la democracia tras el fin de la dictadura pinochetista, ha mantenido y, en muchos casos, radicalizado las orientaciones neoliberales que la han dado a Chile un alto crecimiento, pero también gran exclusión. Ahora ve peligrar su conducción del gobierno ante una millonaria derecha a la ofensiva y un desafiante y juvenil díscolo.

Chile, no olvidemos, es uno de los países más estables e institucionalizados de la región. Tiene índices de pobreza por debajo del 14 por ciento, sin embargo es uno de lo países más desiguales del mundo, con elevados índices de concentración de la riqueza en su empresariado nacional y transnacional. Es uno de los países más privatizados, pero su estado aún conserva sectores estratégicos como su participación en la industria del cobre y en sectores sociales como la salud.

Sin embargo el peligro que representa la eventualidad de la derecha chilena en el poder, si nos deben alarmar. Una derecha conservadora, que obstaculiza reformas básicas a favor de los derechos reproductivos de las mujeres, así como el voto universal para incluir a los chilenos del exterior, que impide ampliar la representación política, que obstaculiza las principales reformas a la constitución pinochetista. Más aún, una derecha que de llegar al poder se alineará aún más a los designios de Washington en la región y que apuntará su militarismo y agresividad hacia nuestro país. Sería un avance en el juego de la derecha continental que se reagrupa para acabar con las experiencias de cambio inspiradas en Venezuela, Bolivia y Ecuador.

Desde el Perú debemos seguir con atención los comicios chilenos, esperando que los sectores de izquierda puedan confluir en una alternativa, que eventualmente produzca un viraje progresista en la Concertación y que permita hacer los cambios a favor de las mayorías de chilenos, herederos de las tradiciones de Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Violeta Parra, Salvador Allende y Víctor Jara.

RECTIFICACIONES Y EL JUEGO DE MEDIOS

Por Luis Gárate
Agosto 2009
El Apra no deja de sorprendernos. En los últimos días se generó una controversia en torno el proyecto de ley presentado por la inefable ex ministra del interior y parlamentaria aprista Mercedes Cabanillas, que pretendía ampliar el derecho a la rectificación frente a los eventuales excesos de los medios de comunicación.

La prensa privada no dudó en calificar el intento de “ley mordaza” y de un nuevo “atentado” contra la libertad expresión. Es vital develar las intenciones detrás de este proyecto planteado por los voceros del partido de gobierno, que se está consagrando como campeón de la represión y la intolerancia.

Pero el tema nos lleva a preguntas de fondo. ¿Cuáles son los limites y el grado de regulación que debe haber sobre los medios de comunicación? ¿Qué tipo de regulación merecen los nuevos medios informáticos como el uso de los blogs o el twitter?

El derecho a la libertad de expresión se pone en debate frente a lo que a todas luces representa un uso indebido del derecho para proteger a los ciudadanos frente a los excesos de los medios.
La revolución de las comunicaciones y en particular en la informática han permitido, por un lado, una gran democratización del acceso a la información y de la divulgación de las opiniones; por otro también ha ampliado la posibilidad de la difamación y la mentira.

Por ejemplo, algunos señalan que los blogs son instrumentos no pensados para el trabajo periodístico, sino más bien para visualizar las opiniones de cualquier persona sobre asuntos cotidianos, personales y siempre desde un lenguaje resumido y coloquial. Es decir no se regiría por los criterios del trabajo periodístico y las normas existentes que lo regulan, que exigen por ejemplo verificación de fuentes y pruebas para sostener una denuncia.

Resulta de especial importancia ver qué sucede en casos de países como Venezuela donde se ha abierto un amplio debate sobre la regulación de los medios, o los casos de China, Irán o Cuba donde existen mecanismos de filtración y control sobre diversos medios de comunicación privados e incluso sobre los contenidos a los que se puede acceder en la Internet. A pesar de ello florecen los blogs y los sitios web que cuestionan los excesos de esos regimenes. Algunos son parte de campañas políticas bien financiadas, otros son ciudadanos opositores.

Cabe recordar que en las condiciones históricas de los procesos revolucionarios, en especial frente al sabotaje de las fuerzas reaccionarias, se suprimieron los medios de comunicación de las burguesías buscando democratizar al acceso a la información y la cultura para las mayorías populares. Pero no podemos concebir que aunque contemos con elementos científicos en la teoría marxista, seamos infalibles y dueños de la verdad. Resulta poco más que antidialéctico la ausencia del debate de ideas y hasta oposición entre ellas.

Los medios de comunicación privados, especialmente los grandes diarios, la radio y la televisión, han sido usados por las clases dominantes para la distracción y la desinformación. Sobran ejemplos en el fragor de revolución rusa, en plena guerra fría con la CIA financiando medios contra los países socialistas, la prensa enfilada contra el gobierno democrático de Salvador Allende, y ahora los medios contra los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, entre otros.

¿Entonces que está en juego? La libre circulación de ideas y opiniones no es lo mismo que la concentración de la propiedad de las corporaciones para orientar a la opinión pública. Pero tampoco consiste en el control estatal de la línea editorial de todos los medios de comunicación.
Por otro lado ¿es posible regular los medios como los blogs, twitter o el facebook, donde las personas adquieren cualquier identidad y pueden decir cualquier cosa sin necesidad de probar nada? Estos medios están diseñados para una interacción social virtual, pero ¿acaso no pueden prestarse también para campañas bien orquestadas? En todo caso las posibilidades en estos medios parecen casi ilimitadas.

Mientras tanto los medios peruanos nos tienen cada vez más enajenados mientras nos distraen con los mórbidos casos de la muerte de la empresaria Miryam Fefer, los vericuetos del caso Alicia Delgado y Abencia Meza, las miserias íntimas de la farándula y las notas más sanguinolentas de la sección policiales. ¡Todo un culto al morbo y la muerte!

Eventualmente existen sanciones para la difamación extrema, como el caso de los excesos de la señora Magaly Medina. Sin embargo no parecen sancionables las campañas de demolición de candidatos como fue el caso de la prensa frente a Ollanta Huamala, o las ostentosas omisiones sobre casos dramáticos como los hechos de Bagua.

Hay quienes sostienen que el poder reside en el público. Es el televidente, el lector, quien decide cambiar el canal, la emisora, comprar o no un diario, leer tal o cual web o blog. Sin embargo, no podemos dejar de observar quienes acaparan el mercado de medios aprovechando su función para desinformar, como se aprovecha el espacio radioeléctrico público para inducir las preferencias de la gente. Este es un tema complejo y con muchas aristas, y sin duda nos lleva a un debate amplio y necesariamente público, sobre las perspectivas de la regulación y los límites a los derechos ciudadanos para ejercer la libertad de expresión y opinión.