Por Luis Gárate
12-08-10
12-08-10
Resulta fácil darse cuenta que en las campañas de hoy casi ni se discuten los planes de gobierno y las orientaciones ideológicas de los candidatos. La política cada vez más es de caras y figuras, más que partidos y doctrinas, lo que lleva a pensar a muchos que no existen grandes diferencias entre las propuestas políticas.
La pregunta que muchos se harán entonces es ¿cuál es la diferencia que existe entre las candidaturas de Lourdes Flores, Alex Kouri, Humberto Lay, Fernando Andrade y la de Susana Villarán? Por mencionar a las más sonadas.
Las candidaturas de Flores, Kouri, Andrade y Lay parecen tener más elementos en común, en relación a la de Susana Villarán. No pretendemos decir que Villarán represente una suerte de candidatura incuestionable, pero si es necesario distinguir las notables diferencias de enfoque que puede haber sobre el manejo de los asuntos públicos y en especial sobre la gestión de la ciudad.
Hay muchos temas en los que podemos ver las diferencias. El tema de la corrupción y la transparencia es un tema clave. Las serias denuncias que pesan contra personajes como Kouri, Lourdes y Castañeda nos muestran la manera en que estos personajes manejan sus asuntos privados y la cosa pública.
El tratamiento de la desigualdad y la pobreza es de gran importancia. Si bien Lima parece concentrar el crecimiento económico del país cuando vemos los nuevos edificios y negocios, los niveles de desigualdad y de pobreza siguen siendo elevados. Por ejemplo en Lima se concentra un 60 por ciento de casos de TBC a nivel nacional, es decir unos 33 mil casos anuales. Un claro síntoma de problemas de pobreza y hacinamiento.
La inseguridad es alarmante. La solución no será poner más perros rottweiler y serenos en cada esquina. La seguridad parte desde la prevención familiar y el control vecinal, coordinando claro con una policía metropolitana fortalecida y estimulada. Asimismo haciendo efectiva la propuesta de devolverle a la ciudad con labores comunales para las penas menores.
Enfrentar la violencia es también enfrentar la violencia familiar y, en especial, la violencia contra la mujer. Una Lima progre también haría efectivos los Planes de Igualdad de Oportunidades para promover la equidad de género.
Se deben realizar obras y políticas públicas. Por supuesto. Es necesario avanzar en mejorar el transporte público, en la infraestructura y equipamientos urbanos, es decir vías adecuadas y mantenidas, veredas, áreas verdes, espacios públicos de recreación y cultura para las familias y los jóvenes. Lo principal de una gestión progre es anteponer lo público ante lo privado. No es que todo deba ser público, sino que la municipalidad defienda al vecino antes que a las grandes empresas. Lo público es que Lima asuma su rol de autoridad y sus funciones especiales de región, que por ejemplo implica los temas de salud, educación, acceso al suelo y la vivienda.
No se trata de idealizar a la izquierda, pues no está exenta de cometer errores, y de caer en excesos y hasta en actos de corrupción. La única y principal garantía de un gobierno progresista y de izquierda es que aliente elevados niveles de participación y control de los vecinos, que no solo deben ser escuchados a través de propuestas como la Defensoría del vecino, sino tener la oportunidad de vigilar y fiscalizar la gestión. Por eso es muy importante poner en funcionamiento la Asamblea Metropolitana de Lima, espacio que existe por ley, pero de ser efectiva debería reunir a la autoridad municipal, a los alcaldes distritales y a los representantes de la sociedad civil organizada.
Estos son algunos de los principales rasgos de lo que sería una Lima progre. Mientras vivamos en medio de la indiferencia y la tolerancia a la corrupción, y mientras las fuerzas progresistas y de izquierda no regresen a hacer un trabajo educativo cotidiano, del día a día junto a los ciudadanos de a pie, no podremos generar los cambios de fondo a los que aspiramos. Pero hemos dado un buen comienzo, con la conformación de una lista de confluencia entre los partidos Fuerza Social, Movimiento Nueva Izquierda, Tierra y Libertad y Lima para todos con la candidatura de Susana Villarán a la alcaldía, que ofrece una garantía de tener como eje de gestión la transparencia, y que estará asegurada por la voluntad política y más aún, cuando decidamos involucrarnos en los asuntos públicos, los que nos afectan a todas y a todos.
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