jueves, 29 de abril de 2010

El Apra y la endémica corrupción



Los principales dirigentes del PAP se hunden en escándalos


Por Luis Gárate

29-04-10


Los líderes apristas se embarran cada vez más en escándalos. Con los últimos audios que revelarían la relación de Jorge del Castillo con favores petroleros y, por otro lado, la responsabilidad de Omar Quezada por la venta irregular de terrenos, los apristas se están consagrando, junto al fujimorismo, en los campeones de la corrupción.


Los escandalosos negociados para favorecer a empresas petroleras fueron revelados por los famosos audios realizados por la empresa BTR, que siguen aflorando a pesar de todo los intentos por desaparecer los más comprometedores. No solo se revelan hechos puntuales y aislados, sino cómo se mueven en el Perú los grandes negocios de hidrocarburos, y las redes del llamado “espionaje industrial” con el mundo político.


Por otro lado la denuncia de la venta irregular de un terreno de 300 mil metros en Chilca, que hizo caer a Omar Quezada como director de COFOPRI, nos habla de las vinculaciones apristas con el tráfico de terrenos y las mafias que existen en este rentable negocio.


Pero no nos debe sorprender. Estos escándalos nos revelan al Apra en su historial de corrupción, así como sus acomodos con los poderes fácticos. Del libro “¡Usted fue aprista!, bases para una historia crítica del Apra” del historiador Nelson Manrique, podemos ver la evolución del “Partido del pueblo” y su devenir de una organización de masas reformista a una fuerza aliada del empresariado peruano y el gran capital trasnacional.


Manrique hace una sistematización de varios estudios previos, en las que destacan muchas obras de personajes que habiendo pasado por las filas del aprismo, luego narran sus testimonios y estudios sobre diferentes facetas zigzagueantes de este partido en relación a la historia peruana.


De estos textos resaltan las obras del Mayor del Ejército Víctor Villanueva, de la poetiza e intelectual Magda Portal, y de Ricardo Luna Vega. Destacan en estos, y junto a Manrique, el hecho de los constantes vaivenes y acomodos de los líderes apristas, empezando por su fundador, para poder lograr rentables posiciones de poder y a llegar a acariciar el ansiado sueño de llegar a ser gobierno.


El historiador Antonio Zapata señaló en un artículo que se debía entender al Apra como uno de los principales partidos democráticos -sino el principal- y que habría demostrado una gran capacidad de adaptabilidad para adecuarse a duras condiciones impuestas por las oligarquías y por los caudillos militares.


Sin embargo, debemos ver esa evolución la luz de la historia y del presente, en el que vemos a un partido que en gran medida se ha convertido en una maquinaria de control del Estado, expresada en extendidas ramificaciones en diferentes niveles del aparato público, pasando por el control de universidades, de sectores de la administración de justicia, del TC, funcionarios y empleados de ministerios, gobiernos locales, entre otros.


Con esto no pretendemos desconocer el misticismo que guardan sus formas y que conservan cientos de militantes de lo que la antropóloga Imelda Vega llamaba el aprismo popular, pero que en realidad se ve convertido es una gran mascarón de una serie de lazos y intereses que confluyen en sacar réditos de la administración pública.


El Apra, como han señalado abundantes estudios, comparte en gran medida el camino seguido por fuerzas nacional-populares o populistas como el PRI de México, Acción Democrática de Venezuela o en alguna medida el Peronismo argentino. Caminos que pasan, de los discursos nacionalistas y revolucionarios, a derivar en el pragmatismo por el poder y hasta la conversión al neoliberalismo.


Lo más escandaloso, después de todo, no es solo la conversión neoliberal, sino la ostentosa participación, colusión y apañamiento de la corrupción en el Estado. Ahora que los dos secretarios generales colegiados del partido de Alfonso Ugarte estén implicados en los principales casos del momento nos habla de una dramática situación.


Sin duda la opinión pública no aplaude esta situación, pero tampoco muestra una reacción que implique un remezón en este gobierno. A pesar, incluso, que Alan García haya salido a señalar como “miserables” y "ratas" a los implicados en estos actos.


Estos hechos con seguridad alimentan más la desconfianza ciudadana en lo político. Los medios están jugando su parte, y claro sus intereses. Pero más aún, la oposición política es débil, y desde la izquierda todavía más.


Pero ¿podemos seguir hablando de la liquidación histórica del Apra? Ya muchos lo hicieron hace muchos años. El problema es más complejo que los actos de los seguidores de Haya de la Torre.


La corrupción -cabe señalar- no es patrimonio del aprismo, a pesar de su conocido historial, ni de los ideólogos neoliberales. Es un fenómeno arraigado en una determinada cultura política, y más aún en diferentes niveles de la organización social. La gran tarea es enfrentar a la corrupción no solo desde la aplicación de la justicia, sino también generando, desde la propuesta y la gestión publica, una acción decidida de lucha contra todos los niveles de corrupción. Solo así se podrá superar esta cultura apuntalada por fuerzas como el Apra, y la lamentable tolerancia ciudadana a este mal.

lunes, 19 de abril de 2010

Una Tía problemática


La amenaza represiva ante rechazo popular al proyecto minero Tía María


Por Luis Gárate

19 -04- 10


El gobierno aprista está nuevamente en la picota ante el conflicto en Islay, que pudo prevenirse, pero como siempre ahora busca apagar el problema a la fuerza con tal de imponer su terca política al servicio de los grandes capitales extractivos.


Solo hace unos días los mineros informales de la zona de Chala también fueron reprimidos (con 2 muertos y decenas de heridos) cuando cerraron la carreteras en demanda que se revise una ley de formalización dirigida a Madre de Dios pero que consideraban los afectaría pronto a ellos. La minería informal no solo es un problema socioeconómico, pues también genera pasivos ambientales. Pero el problema pasa por ver las alternativas para estos trabajadores que se estima emplea a entre 20,000 y 30,000 familias.


Se trata ahora del proyecto minero de Tía María en la zona de Cocachacra, en Arequipa. Este es un proyecto cuprífero que todas luces tendría importantes rentas, pero a la vez, según los estudios, tendría un fuerte impacto en la sostenibilidad económica de la zona, por las consecuencias en el medioambiente local.


El argumento central de las organizaciones en lucha es el cuestionamiento al Estudio de Impacto Ambiental avalado por el Ministerio de Energía y Minas; más bien señalan que el proyecto amenaza seriamente las fuentes de agua de la zona que se encuentran en el Río tambo, y que es vital para la actividad agrícola.


La lucha que desarrolla el Frente de Defensa de Cocachacra y del Comité de Lucha de Islay que han tomado hace varios días el tramo de los kilómetros 1046 y 1049 de la Panamericana Sur, ha adquirido así un especial protagonismo mediático. Hasta ahora han fracasado las mesas de diálogo y la mediación personal de la Defensora del pueblo, Beatriz Merino.


Nuevamente Alan García, fiel a su estilo provocador, ha señalado que detrás de estas “ínfimas minorías” que promueven el “terrorismo vial”, estarían los radicales que han sido rechazados en las elecciones y ahora querrían chantajear al Estado a través de la violencia. García afirma que los peruanos quieren que siga el modelo de “democracia con inversiones”, y acaso sin importar los muertos en el camino.


La burguesía peruana también se ha expresado preocupada por sus inversiones. Los ex presidentes de la Sociedad Nacional de Minería, Augusto Baertl y Ricardo Briceño han exigido que el Estado ponga orden y deje de lado la imagen de “anarquía que se ha percibido desde hace días en Islay”.


No olvidemos que ese mismo argumento fue usado en Bagua, cuando García y sus acólitos acudieron al burdo argumento de la conspiración internacional contra el desarrollo del Perú. Con esta idea, que ya había sido expuesta el en célebre artículo del síndrome del perro del hortelano, se justificó la represión a los nativos que ocasionó las sangrientas escenas de represión que vimos.


Vale recordar que el 27 de septiembre de 2009 se realizó una consulta vecinal en Cocachacra y otros distritos donde más de 90 por ciento de los consultados se expresó en contundente rechazo al proyecto.


El mecanismo de las consultas vecinales ha sido una muestra de un ejercicio democrático de las comunidades, como los casos de Tambogrande, así como Ayabaca, Pacaipampa y El Carmen de la Frontera en la sierra de Piura, para expresar la voz de los principales afectados frente a las inversiones mineras que han preferido la sostenibilidad de las actividades agrícolas.


Ya sabemos entonces la vara con la que miden las clases dominantes a los pueblos. Cuando se trata de impedir que ganen los “antisistema”- como señalo García- y cuando se trata de proteger los grandes intereses, hay que meter bala si es necesario. También sabemos de lado de quién está el gobierno, en especial el MEM, cuando se trata de facilitar el ingreso de las empresas mineras y de hidrocarburos.


Nuevamente se pone en debate el modelo de desarrollo peruano. No podemos dejar de explotar nuestros recursos minerales, pero la pregunta clave es cómo hacerlo compatible con el desarrollo sostenible, que vaya en armonía con el medio ambiente habitado por comunidades vinculadas a la agricultura y con ecosistemas vulnerables. La adecuada información, los estudios de impacto socioambiental serios y la consulta popular son las vías necesarias antes de implementar estos proyectos.

Ser de izquierda hoy


Por Luis Gárate*
Abril de 2010

La primera pregunta que nos surge es, por qué hablar de izquierda hoy, cuando la mayoría de intelectuales, académicos, y “líderes de opinión” nos dicen que se acabó la era de las ideologías, que ya no existen la derecha y la izquierda.

También nos dicen que “ya fue” el ser de izquierda, pues – dicen estos voceros- el comunismo fracasó, los estatismos no funcionaron, el populismo es una amenaza constante, el colectivismo destruye al individuo, que es casi lo mismo que el terrorismo, y otras tantas monsergas que atribuyen a la idea de “ser de izquierda”.

No cabe duda que lo señalado nos trae nuevamente a la pregunta inicial. Puedo decir, a modo de testimonio, que todo lo que escuché sobre la izquierda de parte de mi familia- de la clase media por cierto- fue: “los de izquierda dicen una cosa y hacen otra, hablan por los pobres pero viven como ricos”, “eres de izquierda de joven, pero después se te pasa, cuando vives”, o que “son unos idealistas, la pobreza siempre existió y siempre existirán ricos y pobres”, ideas fuertes que están arraigadas en amplias capas de la población, especialmente en sectores altos y medios.

Cuando leemos que alguien como Gastón Acurio dice que “Pienso que en el Perú es una obligación moral ser de izquierda”, o cuando Alan García y Dionisio Romero insisten que son de “izquierda”, nos peguntamos, qué cosa significa ser de izquierda.

Sin duda el término ha sufrido muchas alteraciones e interpretaciones, y en nuestro país parecería estar asociado a la idea de mayor igualdad, o casi a la filantropía social. El hecho de que personajes como Alan García o el millonario Romero se autoproclamen de izquierda nos lleva a pensar en los contenidos del término.

¿De donde proviene el término?
Nos remitimos a la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII cuando se debatía en la Asamblea Nacional sobre la necesidad de aplicar los valores de la revolución, y de cuanta soberanía se daría al pueblo, si toda o si debía ser limitada. Entonces los que se sentaban la derecha de la asamblea (Girondinos y otros), planteaban un sistema más representativo y que promoviera la monarquía constitucional, mientras los sentado a la izquierda (Jacobinos y otros) planteaban más participación directa, más poder y soberanía el pueblo. Desde entonces se habla de la distinción entre derecha e izquierda para distinguir los sectores políticos en alternancia en la gran mayoría de países occidentales.

Norberto Bobbio señala que las expresiones “izquierda” y “derecha” no se refieren sólo a determinados cuerpos de ideas en materias políticas, sino también a “intereses y valoraciones sobre la dirección que habría que dar a la sociedad”.

…“para un militante de la derecha la igualdad como elemento tradicional de la ideología de izquierda se convierte en nivelación”, esto es, en algo negativo, mientras que “para un militante de la izquierda, la desigualdad, entendida de hecho como un dato sin connotación ideológica, en la definición de la derecha se convierte en un ordenamiento jerárquico”.

…“la izquierda valora más la igualdad que el desarrollo y la democracia más que el orden”, mientras que “la derecha y los independientes tienden a dar primacía al desarrollo por sobre la igualdad y al orden por sobre la democracia”…

Sin entrar en detalles diremos que en el espectro de la izquierda se han desarrollado un sinnúmero de movimientos, pasando de las grandes revueltas campesinas del siglo XIX de Europa, los primeros intelectuales del socialismo utópico, los movimientos obreros que asumieron el anarquismo, el socialismo, los grupos laboristas, la socialdemocracias, luego el comunismo surgido tras la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia y que tuvo ramificaciones y decenas de subdivisiones entre sus seguidores.

Muchas revoluciones y gobiernos se han erigido en nombre de la izquierda; desde gobiernos moderados que buscaron más equidad y luego se olvidaron de ella y gobiernos autoritarios, que en nombre de la igualdad dejaron de lado de las libertades individuales

A pesar de la desaparición de muchas de las experiencias, y de la entronización de los paradigmas neoliberales que reinan en la globalización, la izquierda sigue viva y coleando, y sigue ganando posiciones -con diversos matices- en América Latina y el mundo.

En el Perú asociamos con la izquierda a figuras emblemáticas como José Carlos Mariátegui, a las periodistas Magda Portal y Ángela Ramos, al historiador Alberto Flores Galindo, el investigador y ex parlamentario Carlos Malpica, al poeta Javier Heraud, a la lidereza popular Marielena Moyano y el ex alcalde de Lima Alfonso Barrantes Lingán, entre muchos otros.

¿Qué es para nosotros hoy?
Es ante todo tener la capacidad de indignación, como decía Tito Flores Galindo. Se trata pues de asumir un pensamiento crítico del sistema imperante, del capitalismo en su forma de opresión , de desigualdad y de alienación. Críticos, pero a la vez con una alternativa, que refuerce la democracia generando un Estado participativo y transparente, más igualdad de oportunidades y distribución equitativa de la riqueza.

Se de izquierda hoy no es estar a la moda, pero si se trata de tener una visión de la poliítica, de la sociedad y de la vida. Implica un reto, pues es ir contra la corriente "oficial" e implica buscar la coherencia entre la prédica y la acción, y mantener una posición a lo largo de los años. No se trata de asumir un ascetismo, vivir como "pobre" o "proletario". Es vivir con austeridad, pero sin renegar de la belleza y los placeres de la vida. Es combatir a diario por lograr el bienestar propio y de los otros , y no hacerlo a costa de ellos.

Agunos hablan de diferentes tipos de izquierda. Una, la que sería "responsable y moderna" y otra "radical, anticuada y antidemocrática". Esta disgresión depende de cuan cerca se esté de los postulados de los que la sustentan, que son por lo general "opinadores" de la derecha. En todo caso, más allá de radicalismos o moderaciones, si existen algunas líneas matrices donde se puede coincidir y que tienen que ver con la coherencia entre un programa y una praxis.

Hay también en la nueva agenda de la izquierda demandas vinculadas a temas de medio ambiente, a los derechos de minorías discriminadas, a la reivindicación de los derechos y el rol de la mujer, entre otros.

Estas son algunas de las líneas matrices que nos podrían definir:
a) Apuesta por una democracia diferente, no las “democracias populares” o las supuestas “dictaduras del proletariado” que se burocratizaron, tampoco solo democracias formales y eleccionarias, sino una democracia social y participativa de verdad con ciudadanía real y e informada, con niveles de participación y gestión en todos los niveles.
b) Apuesta por la igualdad, la equidad y la justicia, que pasa necesariamente por alentar un rol más activo del Estado en la economía, donde la distribución de la riqueza se asigne de otra manera, no solo en favor del mercado sino de los productores y trabajadores, generando empleo digno y de calidad
c) Apuesta por los derechos humanos, por los derechos de todos los seres humanos por el hecho de serlo, apostando por la interculturalidad, la equidad de género, el derecho a la diversidad de orientación sexual, la diversidad y la defensa de la vida por sobre las cosas, por sobre lo material.
d) Apuesta por el derecho de todas las personas a acceder a servicios de salud, educación y un hábitat de calidad, generando igualdad de oportunidades para todos.
e) Apuesta por el Estado laico, preservando el derecho a las creencias religiosas y la espiritualidad, buscando la tolerancia sin privilegios ni imposiciones.
f) Apuesta por el desarrollo sustentable y sostenible, con una mirada que ubique al hombre en armonía con el cuidado de la tierra, el uso racional de los recursos, y todos los seres vivos frente a los retos del cambio climático.
g) Apuesta por el internacionalismo, en diálogo con el nacionalismo progresista, pero en contra de los chauvinismos, localismos o etnicismos. Internacionalismo en tanto solo se pueden enfrentar la globalización de los grandes capitales desde las luchas sociales globales de los trabajadores y oprimidos. Alentar el multilateralismo en el orden internacional, rechazando la opresión del imperialismo norteamericano o cualquier otro, y promoviendo la solidaridad entre los pueblos del mundo.

*Exposición al Frente de Izquierda Universitaria- PUCP