lunes, 17 de mayo de 2010

Más allá de los vientres de alquiler


Por Luis Gárate

17- 05-10


Contrario a lo que se suele pensar, mientras se inscriben más organizaciones ante el Jurado Nacional de Elecciones para participar de los próximos comicios municipales y nacionales, la política en el Perú crece en su descrédito y su improvisación.


Los analistas se rompen la cabeza para tratar de entender el por qué de la “crisis de los partidos”. Se escandalizan ante fenómenos como los de Alex Kouri y el famoso partido “vientre de alquiler” que lidera el ex aprista José Barba Caballero.


Mucho ya se ha dicho sobre el tema. Se habla del pragmatismo, de los “outsiders” y otros fenómenos que siempre se asocian a la figura de Alberto Fujimori.


No podemos dejar de insistir en que debemos analizar los fenómenos de la política como parte intrínseca de los procesos y cambios en los terrenos económicos, sociales y culturales. Así encontraremos que los cambios en la política están profundamente influidos por los procesos de cambios estructurales en las sociedades tanto desarrolladas y en vías de desarrollo, a la vez derivados de los reacomodos del sistema capitalista mundial.


Esos cambios que han roto en gran medida la idea del Estado benefactor y han centrado todo el desarrollo en el mercado. Asimismo se ha volatilizado y mercantilizado la idea de la política, donde se aplican los criterios de “marketing político” y han proliferado los cursos y posgrados en “gerencias” en el manejo de la cosa pública.


Vale la pena recordar ideas básicas del marxismo que Gramsci hace bien en resaltar, como que la política se asienta en la economía y que no puede se pueden ver las formas políticas sin entender los cambios en los sectores de la producción y como se expresan las correlaciones sociales.


En esa línea los recordamos a los “analistas” que los partidos no nacen por ley o decreto, sino por una voluntad colectiva, de un grupo de individuos que pertenecen a determinados sectores sociales y que confluyen en una proyecto de sociedad, en una idea de lo “nacional”.


Está claro que las grandes ideas, las liberales, las conservadoras, las socialistas, y sus variantes, han perdido mucha centralidad y han sufrido grandes transformaciones. La gente se moviliza menos por los grandes planteamientos y más por figuras personales, consignas y propuestas marketeras.


Otro tema tiene que ver con la misma Ley de partidos, que entre las principales perlas alienta el voto preferencial, que ha provocado que se afiance esa tendencia de hacer de la política un rentable negocio, un mercado donde se remate el mejor postor los números en las listas parlamentarias.


La pregunta que nos surge es cómo ingresar a la política en este escenario. Acaso será necesario adaptarnos a la informalidad e improvisación que caracterizan los partidos actuales. Más bien creo que se trata de recrearse entendiendo los cambios culturales y estructurales en los sectores que tradicionalmente representó la izquierda.


Ahora todos se remozan la cara. El fujimorismo, el PPC, el partido de Luis Castañeda, todos niegan su vinculación a la derecha, se reclaman de centro. Por otro lado el líder nacionalista Ollanta Humala dice que no se debe hablar de “izquierda y derecha”, sino de “los de arriba y los de abajo”. El Apra se autodefine como de “izquierda democrática” pero cualquier persona con dos dedos de frente se da cuenta del rumbo ideológico del actual mandatario y su gobierno. Es decir, todo un cambalache donde todos quieren aparecer como algo “progres” para no asustar a las mayorías pobres de nuestro país, mientras la izquierda real todavía luce descolocada.


Para la izquierda falta un largo camino. Uno donde se vaya dejando de su estilo de secta, de capilla, de estrechas identidades vanguardistas y que se acerque de cara la compleja diversidad cultural y socioeconómica del Perú actual. Afirmando una identidad, es necesario releer la influencia de lo que fue y es el legado del emprendedurismo provinciano en millones de jóvenes que abarrotan los colegios e instituciones educativas y los centros laborales en Lima. Esas familias de empleados, trabajadores y pequeños empresarios que se están incorporando el mercado y consumo gracias a la masificación de las ofertas del crédito, del comercio y las industrias del entretenimiento (graficados en los megaplazas).


El camino de la izquierda se va redibujando, y aparecen esfuerzos unitarios indispensables para poder mantener una mínima representación política. Falta todavía que nazca el nuevo sujeto político de la izquierda peruana, y en ese camino no solo se requieren cambios internos, sino cambiar las reglas de juego, como la ley de partidos. Mientras tanto la derecha también va moviendo sus fichas, y las figuras oportunistas e improvisadas como José Barba y Jaime Bayly, se afianzan en su espectro.

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