Sobre la ofensiva aprista y las predicciones de uno de sus dirigentes
Por Luis Gárate
15-07-09
"Sólo Dios y los imbéciles no cambian" dice una frase popular que me recordaba en una conversación un compañero del Partido Socialista, al preguntarle sobre las razones de los grandes virajes en el pensamiento de muchos importantes intelectuales provenientes de la izquierda.
Algo de razón parece tener. Así lo demuestra con creces el caso de don Agustín Haya de la Torre, que en un caso similar al del converso Yehude Simon, pasó de beligerante marxista- leninista, luego mariateguista, a ser alto dirigente y funcionario aprista.
Ante la crueldad de la represión, la descalificación del Partido Aprista de la protesta social y de las altisonantes declaraciones de sus dirigentes como Mauricio Mulder que ahora convocan a restablecer el “orden” y a las “movilizaciones democráticas contra los antisistema”, no podemos más que reflexionar sobre las incoherencias y la debilidad de los argumentos que esgrimen.
Destacada carrera en la izquierda y el viraje
Don Agustín o “Cucho” Haya pasó de las dirigencias universitarias de los 60 en la Católica y San Marcos, como conocido militante del Partido Comunista Revolucionario- Trinchera Roja, y luego promotor de la fundación del Partido Unificado Mariateguista- PUM. No se trataba de un militante de base más, don Agustín fue, en los 80, combativo diputado de la República por la Izquierda Unida. Llegó a compartir la plancha presidencial de IU con Alfonso Barrantes Lingán, como candidato a la vicepresidencia, y en la debacle del frente izquierdista llegó a ser su candidato presidencial en las elecciones de 1995.
A finales de los 90 años lo vimos como uno de los promotores del Foro Democrático, importante iniciativa que buscaba evitar la ilegal tercera reelección del dictador Fujimori. También como respetable sociólogo y docente universitario.
Pero ya en el régimen alanista lo vimos reaparecer como jefe de la APCI, agencia estatal fiscalizadora de las ONGs que bajo su mandato empezó una campaña de persecución que buscaba acallar a las ONGs de derechos humanos que resultan incómodas al alanismo. Ahora aparece en la jefatura del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico- CEPLAN y en sus periódicas columnas en vocero aprista La Tribuna.
Probablemente la caída del muro de Berlín y la URRS, y esa aventura electoral del 95 que dejó a la izquierda con uno de sus peores resultados electorales (que logró una mínima representación parlamentaria en plena dictadura fujimorista), provocó que Cucho reflexionara profundamente. Así dio un “viraje histórico”, al decidir que era mejor hacer valer el peso de su apellido en las filas políticas cuyos cuestionables antecedentes conocía muy bien.
Sus artículos y las predicciones
Ahora nos ofrece su artículo Coartadas Reaccionarias, publicado en La Tribuna del 6 de julio donde plantea su original interpretación de los móviles de la protesta social en el país: “Estos radicales adoptan ideologías, importadas de Europa y Estados Unidos, formuladas por académicos que tras el derrumbe del Muro de Berlín, cambiaron la lucha de clases por la lucha de razas o por el ecologismo creacionista. Así se identifican con ideologías arcaicas, enemigas seculares de la modernidad, la democracia y el desarrollo.
Estos ideólogos que convierten el multiculturalismo en arma arrojadiza y el etnoracismo en identidad separatista… Antiguos izquierdistas han perdido el aliento frente al avance del nacionalismo militarista y ahora claudican ante el racismo de Abya Yala. Militaristas e indigenistas se encuentran porque son enemigos de la democracia social y liberal, de los partidos políticos, del estado de derecho y del desarrollo de las fuerzas productivas. “
Nadie pude dudar del bagaje intelectual de don Agustín, su producción académica así lo atestigua. Sin embargo no podemos dejar de señalar que sus actuales declaraciones y escritos nos hacen pensar en una persona que habría asumido una nueva identidad tras haber pasado por un estado de coma, y no de alguien que se dice “progresista” y de “izquierda”. Ahora reniega de las ideas “importadas” que él con tanto fervor antes asumió, y descalifica de “militaristas e indigenistas” a los promotores de la protesta social y las plataformas de izquierda. Asume ahora más bien con radicalidad la “doctrina” del perro del hortelano para descalificar al Socialismo del siglo XXI, y hacernos creer que ser de “izquierda democrática” es estar del lado del capitalismo y del gobierno represivo de su nuevo partido.
El blog Desde el tercer piso refiere también una cita de la revista Amauta de los 70 en una nota titulada “Cucho Haya no se acuerda cuando fue ternero”, donde acertadamente aclaraba la supuesta identidad izquierdista del Apra: “Por eso es que los trabajadores rechazan, como dice Hugo Blanco, el cuentazo de que el APRA es izquierda democrática. Cuando ha sido justamente ese partido quien se ha pasado cincuenta años tratando de desviar a las masas de la lucha por el socialismo, ayudado por los graves errores del PC. El reiterado proimperialismo del partido aprista, su conversión en soporte político de la más reaccionaria oligarquía, no necesitan otra demostración que su propia actuación.”
Pero a pesar de los devaneos de Cucho, le recordamos que el diagnóstico que hiciera en la revista Marka el 10 de abril de 1980 resulta una descripción fiel y vigente del actual partido de gobierno que tanto defiende: “El Apra va afirmándose como la fuerza más coherente y disciplinada en la defensa del gran capital y el imperialismo contra los embates del movimiento popular. Tiene plena conciencia de su misión histórica cuando el primer plano de su campaña lo ocupa la violencia contra la izquierda y los sindicatos clasistas…”
“…El destino que le auguró Mariátegui, como una fuerza pequeño burguesa que iba a devenir en fiel servidora del imperialismo y la reacción, se ha cumplido a cabalidad. Pocas veces alguien anunció con más claridad que lo fundamental de su línea, de su metodología, es la fuerza. Esta vocación tan definida, suscitada quizás por los asesores alemanes que les sugieren revivir las escenas iniciales del fascismo, nos indican el peligroso camino que el Apra está transitando.”
Por Luis Gárate
15-07-09
"Sólo Dios y los imbéciles no cambian" dice una frase popular que me recordaba en una conversación un compañero del Partido Socialista, al preguntarle sobre las razones de los grandes virajes en el pensamiento de muchos importantes intelectuales provenientes de la izquierda.
Algo de razón parece tener. Así lo demuestra con creces el caso de don Agustín Haya de la Torre, que en un caso similar al del converso Yehude Simon, pasó de beligerante marxista- leninista, luego mariateguista, a ser alto dirigente y funcionario aprista.
Ante la crueldad de la represión, la descalificación del Partido Aprista de la protesta social y de las altisonantes declaraciones de sus dirigentes como Mauricio Mulder que ahora convocan a restablecer el “orden” y a las “movilizaciones democráticas contra los antisistema”, no podemos más que reflexionar sobre las incoherencias y la debilidad de los argumentos que esgrimen.
Destacada carrera en la izquierda y el viraje
Don Agustín o “Cucho” Haya pasó de las dirigencias universitarias de los 60 en la Católica y San Marcos, como conocido militante del Partido Comunista Revolucionario- Trinchera Roja, y luego promotor de la fundación del Partido Unificado Mariateguista- PUM. No se trataba de un militante de base más, don Agustín fue, en los 80, combativo diputado de la República por la Izquierda Unida. Llegó a compartir la plancha presidencial de IU con Alfonso Barrantes Lingán, como candidato a la vicepresidencia, y en la debacle del frente izquierdista llegó a ser su candidato presidencial en las elecciones de 1995.
A finales de los 90 años lo vimos como uno de los promotores del Foro Democrático, importante iniciativa que buscaba evitar la ilegal tercera reelección del dictador Fujimori. También como respetable sociólogo y docente universitario.
Pero ya en el régimen alanista lo vimos reaparecer como jefe de la APCI, agencia estatal fiscalizadora de las ONGs que bajo su mandato empezó una campaña de persecución que buscaba acallar a las ONGs de derechos humanos que resultan incómodas al alanismo. Ahora aparece en la jefatura del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico- CEPLAN y en sus periódicas columnas en vocero aprista La Tribuna.
Probablemente la caída del muro de Berlín y la URRS, y esa aventura electoral del 95 que dejó a la izquierda con uno de sus peores resultados electorales (que logró una mínima representación parlamentaria en plena dictadura fujimorista), provocó que Cucho reflexionara profundamente. Así dio un “viraje histórico”, al decidir que era mejor hacer valer el peso de su apellido en las filas políticas cuyos cuestionables antecedentes conocía muy bien.
Sus artículos y las predicciones
Ahora nos ofrece su artículo Coartadas Reaccionarias, publicado en La Tribuna del 6 de julio donde plantea su original interpretación de los móviles de la protesta social en el país: “Estos radicales adoptan ideologías, importadas de Europa y Estados Unidos, formuladas por académicos que tras el derrumbe del Muro de Berlín, cambiaron la lucha de clases por la lucha de razas o por el ecologismo creacionista. Así se identifican con ideologías arcaicas, enemigas seculares de la modernidad, la democracia y el desarrollo.
Estos ideólogos que convierten el multiculturalismo en arma arrojadiza y el etnoracismo en identidad separatista… Antiguos izquierdistas han perdido el aliento frente al avance del nacionalismo militarista y ahora claudican ante el racismo de Abya Yala. Militaristas e indigenistas se encuentran porque son enemigos de la democracia social y liberal, de los partidos políticos, del estado de derecho y del desarrollo de las fuerzas productivas. “
Nadie pude dudar del bagaje intelectual de don Agustín, su producción académica así lo atestigua. Sin embargo no podemos dejar de señalar que sus actuales declaraciones y escritos nos hacen pensar en una persona que habría asumido una nueva identidad tras haber pasado por un estado de coma, y no de alguien que se dice “progresista” y de “izquierda”. Ahora reniega de las ideas “importadas” que él con tanto fervor antes asumió, y descalifica de “militaristas e indigenistas” a los promotores de la protesta social y las plataformas de izquierda. Asume ahora más bien con radicalidad la “doctrina” del perro del hortelano para descalificar al Socialismo del siglo XXI, y hacernos creer que ser de “izquierda democrática” es estar del lado del capitalismo y del gobierno represivo de su nuevo partido.
El blog Desde el tercer piso refiere también una cita de la revista Amauta de los 70 en una nota titulada “Cucho Haya no se acuerda cuando fue ternero”, donde acertadamente aclaraba la supuesta identidad izquierdista del Apra: “Por eso es que los trabajadores rechazan, como dice Hugo Blanco, el cuentazo de que el APRA es izquierda democrática. Cuando ha sido justamente ese partido quien se ha pasado cincuenta años tratando de desviar a las masas de la lucha por el socialismo, ayudado por los graves errores del PC. El reiterado proimperialismo del partido aprista, su conversión en soporte político de la más reaccionaria oligarquía, no necesitan otra demostración que su propia actuación.”
Pero a pesar de los devaneos de Cucho, le recordamos que el diagnóstico que hiciera en la revista Marka el 10 de abril de 1980 resulta una descripción fiel y vigente del actual partido de gobierno que tanto defiende: “El Apra va afirmándose como la fuerza más coherente y disciplinada en la defensa del gran capital y el imperialismo contra los embates del movimiento popular. Tiene plena conciencia de su misión histórica cuando el primer plano de su campaña lo ocupa la violencia contra la izquierda y los sindicatos clasistas…”
“…El destino que le auguró Mariátegui, como una fuerza pequeño burguesa que iba a devenir en fiel servidora del imperialismo y la reacción, se ha cumplido a cabalidad. Pocas veces alguien anunció con más claridad que lo fundamental de su línea, de su metodología, es la fuerza. Esta vocación tan definida, suscitada quizás por los asesores alemanes que les sugieren revivir las escenas iniciales del fascismo, nos indican el peligroso camino que el Apra está transitando.”
Resulta paradójico que quien fuera unos de los principales colaboradores de la revista socialista Marka describiera, cual predicción, el perfil del partido político que ahora lo abraza cual padre al hijo que regresa arrepentido por sus desvaríos juveniles. Sin duda ha pesado en Cucho el hecho de ser hijo de uno de los hermanos más queridos del fundador del aprismo.
Las personas pueden cambiar. En esos cambios algunos evolucionan y otros parecen involucionar. Se pueden acumular experiencias, carcelerías, títulos, estudios de maestrías y doctorados, pero evolucionar no quiere decir tampoco traicionar principios y valores. Si personajes como don Cucho argumentan ser defensores de la democracia y los valores progresistas, deberían demostrarlo no avalando el demencial macartismo y la represión alanista que polarizan el país, cierran el debate de ideas y obstaculizan la construcción de una verdadera democracia.