23-10-10
La discusión abierta sobre los próximos comicios generales de 2011 y el segundo encuentro de las izquierdas en Lima, han puesto nuevamente sobre la mesa la importancia de delinear la manera en que la izquierda peruana se va a unificar y consolidar, más allá de la perspectiva electoral inmediata.
No cabe duda que el reciente proceso de la confluencia que encabezó Susana Villarán en Lima, así como algunas otras experiencias unitarias en provincias como Cajamarca o Junín nos muestran la importancia de la unidad de las fuerzas populares. Pero también nos revelan que la dinámica de estas elecciones regionales y locales está marcada por la fuerza y carisma de los candidatos, más que los programas o las identidades partidarias.
Hablamos también de la renovación, puesto que vemos con preocupación que aún nuestra izquierda y una parte importante de sus voceros y líderes no dan aún el salto que se necesita para asegurar que en el caso de ganar un gobierno, ya sea este local, regional o incluso nacional, se pueda asegurar la capacidad y la eficiencia en la gestión.
Vemos que gran parte del debate gira en torno a las personas que serán los “candidatos naturales”, a las personas que serán los “dirigentes”, a la mayor o menor “radicalidad” de los discursos, dejando en segundo plano la importancia de la discusión de un programa común y la formación de los equipos que puedan asegurar y garantizar una gestión de gobierno.
Echemos un vistazo a los casos de fuerzas políticas con más experiencia acumulada, que han asegurado sus avances electorales en gran medida debido a sus exitosas experiencias de gobiernos federales, regionales y locales. Tal es el caso del Partido de los Trabajadores del Brasil, el Frente Amplio en El Uruguay, el Frente Farabundo Martí en El Salvador, entre otros, que destacan por su acumulación de gestiones con programas sociales eficientes, altos grados de participación ciudadana y transparencia.
En este sentido cobra vital importancia el concentrarnos en asegurar la victoria de Fuerza Social y la confluencia en Lima -que se ve apañada por burdas maniobras políticas y legales del gobierno aprista y la derecha- y de asegurar también la conformación de buenos equipos de gobierno, en casos como el gobierno regional de Cajamarca, el gobierno regional de Junín y otros donde exista una presencia importante de militantes de izquierdas.
El reto es grande, pues podemos ver desde ya como las clases dominantes y los grupos de poder tradicional están haciendo todo lo posible por evitar el éxito de las fuerzas del cambio, y estamos seguros que seguirán en esa línea para generar todas las trabas políticas y las argucias legales para buscar que las gestiones progresistas sean un fracaso, como es el caso de los recortes presupuestales.
Por eso nuestro hincapié en la renovación, no entendida como confrontación generacional o “los viejos a la tumba” -al decir de Gonzáles Prada- sino como una urgente renovación de estilos y cuadros en la perspectiva de asegurar el buen gobierno y de ir sentando las bases de un proyecto nacional de largo alcance.
Nos queda claro que en esta coyuntura la unidad de todas las fuerzas -las de izquierda, nacionalistas y progresistas- en una lista o frente electoral para las elecciones presidenciales, se avizora muy difícil, pues priman estilos caudillistas, de cuotas y miradas cortoplacistas que nos impiden conformar un proyecto sólido de transformación social.
Es necesario preguntarnos por qué el acento en la renovación. Pues porque haciendo una mirada retrospectiva de las gestiones de izquierda peruana en los años 80 y 90, así como en algunas más recientes, encontramos que hubo aciertos, pero también graves deficiencias. Casos de gobiernos regionales y locales, donde lamentablemente se apreció que hay una clamorosa falta de cuadros preparados y en las que se reproducen los vicios del sistema como la corrupción, el burocratismo y el estilo administrativo, sin haber creado las bases de una ruptura con el estilo patrimonial e improvisado de la política peruana.
Es en este escenario, en el que los jóvenes militantes, simpatizantes y amigos de los partidos y colectivos hemos confluido en los procesos unitarios de Lima y del país, que nos debemos integrar y acompañar con fuerza a las gestiones de gobierno ganadas, y juntos iniciemos el proceso de formación política y programática necesarias para afrontar el gran reto de darle al Perú una alternativa frente al estilo tradicional y al neoliberalismo. Una propuesta que garantice democracia participativa, desarrollo económico y ambiental soberano y sostenible, con desarrollo social, con transparencia y eficiencia en la gestión.
*Periodista y militante del Movimiento Nueva Izquierda